Nació en Guadalajara, Jalisco, el 29 de junio de 1912.
Murió en la Ciudad de México el 16 de abril de 1958
Cumbres
José Pablo Moncayo contaba con tan sólo 27 años de edad cuando decidió abordar el lenguaje orquestal como medio de expresión. De tal suerte escribió una obra que participaría en un concurso de composición promovido por la entonces Orquesta Sinfónica de México. Moncayo la intituló Cumbres y la firmó con el seudónimo “Acteón” en abril de 1940.
La obra orquestal más característica de Moncayo, el Huapango, escrita al año siguiente de Cumbres, fue el punto de partida para varias partituras que revelan el verdadero temperamento artístico de este músico, dueño de lirismo y dominio rítmico capaz de provocar contrastes dramáticos en sus creaciones. Así pues, el Huapango abrió brecha para ese lenguaje de consolidación del Moncayo que, aún muy joven, ya era un compositor sólido y enormemente reconocido. Esas obras orquestales que siguieron en su catálogo fueron su única Sinfonía (1944) y la Sinfonietta (1945). De alguna forma, ese desarrollo culminó, primero, con sus Tres piezas para orquesta (1946-47) y posteriormente con Tierra de temporal (1949) y Bosques (1954).
Como podemos ver, Cumbres (que no ganó el citado Concurso ni se ejecutó en público) se quedó en los archiveros de Moncayo por largo tiempo, esperando ser resucitada. Y habría que agradecérselo al Huapango y la franca internacionalización que le dio a su autor pues en marzo de 1944 la Orquesta de Louisville, Kentucky, dirigida por Eugene Goossens (1893-1962) la interpretó con un gran éxito. Dicha Orquesta era reconocida, principalmente en los Estados Unidos, por su interés en comisionar nuevas partituras a compositores de todas las latitudes pero con un especial acento en el Continente Americano. Así fue cómo Moncayo recibió la invitación para presentar una nueva partitura orquestal para la Orquesta de Louisville. Sin pensarlo mucho, tomó la partitura de Cumbres y le hizo cambios sustanciales, siendo terminada en su versión definitiva el 20 de noviembre de 1953.
Robert Whitney (1904-1986), entonces Director musical de la agrupación, empuñó la batuta para dirigir el estreno mundial de Cumbres con la Orquesta de Louisville el 12 de junio de 1954. Unos cuantos meses después dichos intérpretes la grabaron para su propio sello discográfico, First Edition Records, junto con obras de Luigi Dallapiccola (1904-1975), Darius Milhaud (1892-1974) y Ulysses Kay (1917-1995).
En Cumbres somos testigos de un Moncayo en plena madurez artística. Al escuchar sus acentos, su audaz pero sencillo tratamiento armónico, sus ritmos complejos, llenos de contrastes, y el lirismo de sus melodías, no nos queda la menor duda de que Moncayo y su música deben ser venerados y revisados a fondo, para tratar de arrancar esa maliciosa etiqueta de José Pablo Huapango.
Cumbres está dividida en tres partes que se tocan sin interrupción. La primera inicia con una contundente afirmación orquestal que da paso a ritmos intrincados. La segunda sección es lenta, nostálgica, contemplativa (como el mejor Moncayo nos lo manda) con participaciones destacadas de oboe, corno inglés y el violín. La última parte es una recapitulación de los dos temas desarrollados al inicio, con la muy “tapatía” participación de los metales, concluyendo la partitura de manera magistral: con coherencia y solidez.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ
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Versión: Orquesta de Louisville. Robert Whitney, director.