ALEXANDER GLAZÚNOV (1865-1936)

Sinfonía No. 5 en si bemol mayor, Op. 55

  • Moderato maestoso
  • Scherzo: moderato
  • Andante
  • Allegro maestoso
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Alexander Glazúnov

Nacido en San Petersburgo, Alexander Glazúnov tuvo por madre a una alumna de piano de Balakirév. Al tomar sus primeras lecciones fue llamado por sus maestros “el pequeño Glinka” y en 1880 pasó a ser alumno de Nicolai Rimski-Kórsakov (1844-1908). Tan talentoso era este joven que al año de estudiar con el autor del Schéhérazade terminó su Primera sinfonía, misma que fue estrenada poco después por Mily Balákirev (1837-1910). Esta partitura tuvo un éxito enorme en años posteriores, ya que Franz Liszt (1811-1886) la llevó a Weimar para ser interpretada y el mismo Glazúnov la dirigió en la Exposición Universal de París en 1889. Después vinieron su poema sinfónico Stenka Razin (1885) y su Segunda sinfonía (1886).

Durante mucho tiempo Glazúnov fue considerado en su patria como el heredero de la tradición musical del Grupo de los cinco, aunque en él había influencias de Liszt, Richard Wagner (1813-1883), Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) y Johannes Brahms (1833-1897) -de éste último especialmente en sus Sinfonías-, dando como resultado que su música fuera de un amplio y agradable eclecticismo. Pero al aferrarse a las sonoridades del siglo XIX y pretendiendo escribir al estilo de todos esos músicos a los que él admiraba, descuidó muchísimo su propia personalidad como compositor y sus obras llegaron a perder vigor, según dicen los musicólogos.

Otras fuentes señalan que totalmente a disgusto con los lenguajes innovadores y un poco irreverentes de los entonces jóvenes rusos Sergei Prokófiev (1891-1953) e Igor Stravinsky (1882-1971), Glazúnov no lo pudo resistir y optó por no volver a escribir música después de 1914. Así, aunque le quedaron más de dos décadas de vida, prefirió retirarse en casa de su anciana madre en una pobreza que contrastaba con las reverencias que le proferían los distinguidos visitantes de la entonces URSS en ciernes.

Sin embargo, lo mejor de la música de Glazúnov se encuentra en sus partituras concebidas a fines del siglo XIX y algunas otras de los primeros años del XX; entre ellas los ballets Raymonda y Las estaciones, en los trabajos que realizó para concluir la Tercera sinfonía y la ópera El príncipe Igor de Alexander Borodín (1833-1887), su Concierto para violín y sus Sinfonías 4, 5 y 6.

Fue en 1895 que Glazúnov puso manos a la obra en su Quinta sinfonía que señala el rompimiento del período sin inspiración y de crisis compositiva que Glazúnov sufrió en 1890 y 1891. Entre el total de las ocho obras de este género que el compositor ruso escribió, la Quinta destaca por su perfección formal, por el sutil equilibrio logrado entre el contenido intelectual y expresividad emotiva, todo ello sostenido por el genio para la creación de sonoridades orquestales que fuera uno de los rasgos esenciales del estilo glazunoviano y que, con justicia, tanta fama le dio en Europa. La Quinta de Glazúnov se estrenó en San Petersburgo en 1896, bajo la batuta del propio compositor, con dedicatoria para Sergei Táneyev (1856-1915).

Es evidente para cualquiera que escuche la fabulosa música de Glazúnov que ésta, al igual que la de otros creadores en la historia, sufre de un injusto olvido a la sombra pesada y espesa de los beethovenes, brahmses y tchaikovskys. Si revisamos los catálogos de aquellos autores que vieron la luz en el período del nacionalismo musical ruso, nos surgen interrogantes del por qué sus obras están archivadas y no alcanzan una difusión que gozan algunos otros autores. Pregúntese usted, entonces, qué pasa con la música de Balákirev, Alexander Borodin (cuyas Danzas Polovetsianas es lo único programado en todas partes), Cesar Cui (1835-1918), Anatol Liadov (1855-1914), Vasili Kalínnikov (1866-1901) y otros más.

Hoy, escuchar la Quinta de Glazúnov nos da aliento para conocer algo más de un compositor que, si bien fue famoso en su tiempo, ahora está condenado a no sobrevivir más que como referencia en los libros sobre música.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

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MÚSICA

Versión: Orquesta Nacional de la BBC de Gales. Tadaaki Otaka, director.

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