Serenata para cuerdas en mi mayor, Op. 22
- Moderato
- Tempo di valse
- Scherzo. Vivace
- Larghetto
- Finale. Allegro vivace.
Dvořák tenía más de treinta años de edad cuando tuvo que luchar constantemente no sólo por el reconocimiento público sino para lograr un sueldo digno gracias a sus composiciones y no por la incontable cantidad de pequeños trabajos que apenas le daban para subsistir. Durante algún tiempo, los ingresos del músico venían de su trabajo como violista en la Orquesta del Teatro Provisional de Praga, puesto que abandonó definitivamente para poder dedicar más tiempo a la composición. Poco después, sus magras entradas monetarias provenían de su puesto como organista en la Iglesia de San Adalberto en Praga, pero prácticamente nada de sus primeras partituras.
Pero como bien reza la voz común popular, “Dios aprieta, pero no ahorca”, muy pronto el panorama comenzó a estabilizarse profesionalmente para el compositor. A fines de 1873 contrajo nupcias con Anna Cěrmáková (1854-1931), circunstancia que lo hizo muy feliz; un año después se estrenó con un éxito estupendo su ópera Rey y carbonero (Král a uhlíř) y el 4 de abril de ese 1874 su esposa y él festejaron el primer cumpleaños de su hijo Otakar. A inicios de 1875 el horizonte de Dvořák comenzó a aclararse cada vez más: se le otorgó un estipendio anual de 400 florines de oro (muchísimo más de lo que ganaba como atrilista en la Orquesta) por parte del Estado Austriaco gracias a sus Sinfonías 3 y 4, siendo Johannes Brahms (1833-1897) y Eduard Hanslick (1825-1904) -el muy temido crítico de la Neue freie Presse– miembros del jurado calificador.
Así fue que, sintiéndose en plenitud familiar y económica, Dvořák inició un interesante periodo creativo que vio nacer una nueva ópera (Los amantes obstinados), varias piezas de música de cámara (los Tríos con piano en si bemol mayor y en sol menor y su Cuarteto con piano en re mayor), el primer libro del ciclo de canciones denominado Duetos moravos para soprano, tenor y piano, su Quinta sinfonía (comenzada el 15 de junio de ese año y terminada tan sólo cinco semanas después) y, de particular atención, su Serenata para cuerdas.
¡Tan sólo doce días le llevó a Dvořák concebir su Serenata (entre los días 3 y 14 de mayo de 1875)! Recientemente ya había escrito un Quinteto para cuerdas que le permitió trabajar las texturas de dichos instrumentos con un fino artesanado. De hecho, aquel Quinteto lo escribió con dos movimientos lentos, uno de los cuales separó de la pieza para convertirlo más tarde en su Nocturno Op. 40.
La Serenata para cuerdas es, sin lugar a duda, una de las partituras más frescas y encantadoras de todo su catálogo; enraizada en la forma dieciochesca del “divertimento”, la obra posee un espíritu ligero, de proporciones sencillas y bien balanceadas, como su experto uso del “canon” y de la forma cíclica. Su primer movimiento denota cierta nostalgia que se transforma en momentos de gran calidez, con algunos atisbos de música folclórica y con una mano experta que –en momentos- divide al grupo de cuerdas en siete partes. El movimiento siguiente es un minueto a tiempo de vals pleno de elegancia. Viene después un Scherzo que presenta cierta ingenuidad en el que las melodías son imitadas por las diferentes voces cuerdísticas como en un “canon”. Luego se presenta el centro emocional de toda la Serenata: el Larghetto, con ligera referencia a la sección de trío del segundo movimiento, es un nocturno de contornos apasionados que nos remite a la contemplación de la luz de la luna reflejándose en un lago en la quietud de la noche. El último movimiento es mordaz, burbujeante y no menos exuberante, en donde se vuelve a escuchar el tema principal del movimiento inicial justo antes de cerrar la Serenata con un exquisito virtuosismo camerístico.
La Serenata para cuerdas de Dvořák estuvo lista para estrenarse en Viena bajo la dirección de Hans Richter (1843-1916), pero por alguna desafortunada confusión la presentación tuvo que ser suspendida; finalmente, fue estrenada el 10 de diciembre de 1876 durante un Concierto de jubileo de la Sociedad de amigos del Coro y la Orquesta del Teatro Checo de Praga, bajo la dirección de Adolf Čech (1841-1903).
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ
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Versión: Capella Istropolitana. Jaroslav Krček, director
Nació en Nelahozeves, República Checa, el 8 de septiembre de 1841.
Murió en Praga, República Checa, el 1 de mayo de 1904.
Serenata para instrumentos de aliento y contrabajo en re menor, Op. 44
- Moderato quasi marcia
- Minueto
- Andante con moto
- Finale: Allegro molto
Después de que Dvořák escribiera su Serenata para cuerdas en 1875 su fama alcanzó alturas impresionantes en su país natal. Ya para entonces se había hecho acreedor en dos ocasiones al Premio Estatal Austriaco, llamando la atención de Johannes Brahms (1833-1897), quien a raíz de ello se decidió a impulsarlo y aconsejarlo.
La Serenata en re menor está instrumentada para pares de oboes, clarinetes y fagotes, contrafagot, tres cornos, violonchelo y contrabajo, y fue escrita rápidamente en enero de 1878 para ser estrenada por el propio autor en la dirección en Praga en noviembre del mismo año. La estructura de la partitura nos deja ver la influencia de las serenatas callejeras tan célebres en el siglo XVIII, en las que básicamente se utilizaban alientos (y, por supuesto, también en el estilo de Wolfgang Amadeus Mozart [1756-1791] que alimentó el género con sendas serenatas y divertimenti).
Es curioso hacer un símil entre la marcha que inicia esta Serenata, que con tan sólo escucharla nos remite directamente a una marcha nupcial con carácter muy solemne. Por su parte, el segundo movimiento (un Minueto) recuerda una danza popular bohemia, en ritmo lento, conocida como sousédská, que se une a un trío vivaz de ritmos sincopados. Por su parte, el Andante nos muestra uno de los más hermosos momentos de la música de Dvořák, pleno de poesía, inspiración e invención armónica; mientras que el Finale es de tintes totalmente rústicos, con una hiperactividad excitante que desemboca en la reiteración de la marcha inicial y en un final “muy a la Dvořák”.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ
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Versión: Solistas de la Filarmónica de Oslo.