SIR MALCOLM ARNOLD (1921-2006)

Cuatro danzas escocesas Op. 59

  • Pesante
  • Vivace
  • Allegretto
  • Con brio

En la historia del arte encontramos historias de gran contraste entre la tragedia personal y una aparente alegría de vivir. Uno de esos agitados casos fue el del compositor inglés Malcolm Arnold quien en sus obras joviales, frescas y plenas de melodías fácilmente recordables no permite observar lo tormentoso y difícil de varios momentos de su vida. Oriundo de Northampton, su interés por la música creció gracias a los consejos y buena educación de su hermana; más aún, tuvo la fortuna de escuchar en vivo al célebre trompetista Louis Armstrong (1900-1971), lo cual le indicó que el camino correcto era convertiste en trompetista. Y así fue: estudió con Ernest Hall, uno de los mejores músicos de su época e integrante de la Sinfónica de la BBC y a la par siguió estudios de composición con Gordon Jacob (1895-1984). Con 20 años de edad se casó con Sheila Nicholson y meses después ingresó a la Filarmónica de Londres como segunda trompeta y hacia 1943 ocupó la silla de principal en dicha agrupación, lo que le granjeó ser reconocido como un fino intérprete del instrumento. De hecho, en aquellos años presentó con esa orquesta su primer obra de importancia, Beckus the Dandipratt. Pero… los sinsabores en la existencia de Arnold ya se asomaban. Durante la Segunda Guerra Mundial renegó para alistarse; sin embargo, su hermano murió en batalla lo cual le provocó una gran tristeza y así se convirtió en voluntario del ejército inglés. No obstante, la Guerra lo enfermaba al grado que un día se dio un tiro en un pie y quedó imposibilitado de servir a la causa de la Corona inglesa. Al regresar a sus labores de trompetista ingresó a la Sinfónica de la BBC y más tarde recuperó su puesto con la Filarmónica londinense. A partir de 1948 se dedicó de lleno a la composición, siendo muy solicitado para escribir música cinematográfica, género en el que participó con 28 partituras; una de las más conocidas, El puente sobre el río Kwai, fue merecedora del Oscar en 1957.

El total de su producción asciende a más de 140 partituras que incluyen nueve sinfonías (cuya estupenda factura le propició ser llamado “el Shostakóvich inglés”), más de veinte conciertos para diversos instrumentos (el más difundido es el Concierto para guitarra que le escribió a Julian Bream), una sólida producción camerística y hasta obras con una acendrada irreverencia como A Grand, Grand Ouverture (1956) en la que emplea junto con la orquesta tres aspiradoras, una pulidora de pisos y cuatro rifles. En su catálogo son muy conocidas las series de danzas basadas en ritmos y temas populares de ciertas regiones del Reino Unido. Así, produjo dos colecciones de Danzas inglesas, las Danzas córnicas, las Irlandesas, las Gaélicas y las Escocesas. Esta última serie de cuatro danzas (que hoy escucharemos) combina el estupendo virtuosismo en los instrumentos de metal –como era obvio pensarse- junto con ritmos de gran contraste entre la lentitud y la rapidez y algunas melodías de corte muy romántico, como si de trataran de canciones de amor.

Sir Malcolm Arnold

Precisamente muchos de los sinsabores en el tránsito de Arnold entre los mortales se debieron a la severa crítica y el rechazo de muchos colegas que, aunque reconocían su innegable talento como trompetista, siempre dijeron que su música era “anacrónica”, en tiempos donde la atonalidad y la experimentación imponían moda. Así, la reacción del compositor ante tales embates fue la depresión y el alcoholismo, lo cual provocó la ruptura de su matrimonio; quizá en un afán de recuperar la autoestima contrajo nupcias nuevamente (y casi a la velocidad del sonido). Sin embargo, el hijo nacido de esa relación era autista, lo que estimuló diversos desórdenes mentales en el músico. Nuevamente: divorcio, pero ahora aderezado con el deseo de suicidarse, acto que intentó en innumerables ocasiones y aún estando recluido en un hospital siquiátrico. Las crisis mentales no le permitieron seguir componiendo; y por mucho que la reina de Inglaterra lo armó Caballero en 1993 y que se le otorgara un doctorado “honoris causa” por parte de la Universidad de su ciudad natal, Arnold nunca pudo sobreponerse y gozar de “tiempos felices” como los que ya había disfrutado. Más ironías de la vida: en 2006, en la preparación de su cumpleaños 85, se organizó un gran Festival Arnold en Inglaterra para reivindicarse con este hombre tan duramente atacado; justo unos días antes de su cumpleaños y de la celebración del Festival, Arnold murió a causa de una infección pulmonar.

Vida trágica la de un personaje que, como compositor, sólo quiso ofrecer a la humanidad música hermosa, directa y siempre sonriente.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

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Sir Malcolm Arnold: Cuatro danzas escocesas Op. 59

Versión: Orquesta Filarmonía. Bryden Thomson, director.