MANUEL DE FALLA (1876-1946)

El sombrero de tres picos

Primera parte

  • Introducción
  • La tarde
  • Danza de la esposa del molinero
  • Las uvas

Segunda parte

  • La danza del vecino
  • La danza del molinero
  • Jota: Danza final

Manuel de Falla

Manuel de Falla marchó a París en 1907, justo en el momento en que compositores como Debussy y Ravel estaban fascinados por los ritmos y colores de la música española. Ese fue el tiempo, además, en el que Falla entró en contacto con uno de los empresarios de ballet más trascendentes de la época: Sergei Diaghilev, quien dirigía la compañía de Ballets Rusos de París. Hacia 1916, después de haber escuchado una obra de Falla, la Noche en los jardines de España, Diaghilev alentó al compositor español para que ofreciera dicha partitura a su compañía de ballet. Sin embargo, Falla prefirió presentar al empresario una nueva partitura escrita especialmente para ellos. El alegre destino de esta “comisión” fue el estreno de El sombrero de tres picos el 22 de julio de 1919 en el Teatro Alhambra de Londres con la dirección musical de Ernest Ansermet, decorados de Pablo Picasso, libreto de Gregorio Martínez Sierra y las actuaciones de Tamara Karsavina y Leonid Massine –éste último responsable, también, de la coreografía. Aunque hay que puntualizar que la música para este ballet (primero pensado como pantomima) fue confeccionada en primera instancia para grupo de cámara, y de esa forma fue presentada la obra por vez primera en el Teatro Eslava de Madrid el 7 de abril de 1917, antes de que su autor se decidiera a llevarla a la orquesta sinfónica y moldeara totalmente su trama. La pieza, inspirada en El corregidor y la molinera de Pedro Antonio de Alarcón, lanzó a su compositor a la fama mundial desde el día de su estreno. De hecho, la compañía dancística de Diaghilev montó El sombrero de tres picos en diversos escenarios, desde Madrid, París y Berlín, mismos que recibieron con afecto unánime las capacidades creadoras de Manuel de Falla.  La historia de El sombrero de tres picos involucra a tres personajes centrales: El molinero, su esposa y el Corregidor (magistrado cuyo máximo símbolo de autoridad residía en su sombrero… de tres picos –un tricornio-), quienes se ven envueltos en episodios de celos e intriga, que hasta cierto punto no dejan de ser chuscos. El ballet comienza con una exquisita fanfarria, como si se tratara de la retreta inicial en una corrida de toros. Mientras la multitud grita “¡Olé!” una voz femenina alerta a las mujeres desposadas:

Casadita, casadita, cierra con tranca la puerta…

Que aunque el diablo esté dormido, a lo mejor se despierta.

Vestuario de Pablo Picasso para El sombrero de tres picos

El molinero siente terribles celos de su bella mujer, aunque ella no le de razones para estarlo pues siempre se ha guiado por el camino de la fidelidad con su esposo. Aunque quien está provocando esos celos es aquel magistrado regañadientes y dizque seductorcillo de cuarta que es el Corregidor. Él se la pasa acosando a la pobre y diáfana esposa del molinero, al grado de no querer recibir negativas sobre sus intereses sexuales. Sin embargo, molinero y señora deciden ponerle un alto al amancito venido a menos. La molinera envía al Corregidor por un racimo de uvas y cuando ello ocurre la pareja lo tira sobre los arbustos. Todos ríen, pero el importante personaje jura cobrar venganza. Así pues, ordena que arresten al molinero y lo metan a la cárcel. Pero él, nada estúpido, consigue escapar y arregla una broma más para su enemigo: un flirteo bastante inocente con la esposa del Corregidor (!), haciéndose pasar por éste último. En la Danza del molinero, una farruca (danza típica del norte de España y que posteriormente llegó a Andalucía), vuelve a escucharse la voz femenina que sentencia:

Por la noche canta el cuco,

Advirtiendo a los casados,

Que pongan bien los cerrojos,

Que el diablo está desvelao.

Por la noche canta el cuco…

Cucú, cucú, cucú…

Sin embargo, al momento de quedar desenmascarados todos, el que finalmente queda encarcelado es el coscolino Corregidor; mientras los habitantes de la localidad festejan el triunfo de la fidelidad y las buenas costumbres bailando con la pareja una alegrísima “jota” aragonesa (sí, alegre, como toda buena jota debe serlo). Tan sólo imagine como al Corregidor tuvieron que bajársele los humos… ¡y los alborotos hormonales también!

Descarga disponible:

Manuel de Falla: El sombrero de tres picos

Versión: Lourdes Ambriz, soprano. Orquesta Sinfónica de Dallas. Eduardo Mata, director

Escenografía de Picasso para El sombrero de tres picos


El amor brujo

  • Introducción y escena
  • En la cueva (La noche)
  • Canción del amor dolido
  • El aparecido
  • Danza del terror
  • El círculo mágico (Romance del pescador)
  • A medianoche (Los sortilegios)
  • Danza ritual del fuego (para ahuyentar los malos espíritus)
  • Escena
  • Canción del fuego fatuo
  • Pantomima
  • Danza del juego del amor
  • Final: Las campanas del amanecer

Fue entre 1914 y 1915 que Manuel de Falla escribió el ballet en un acto El amor brujo, denominado por el autor como “Escena gitana en Andalucía”. Éste, fue el resultado de una comisión que le hiciera Pastora Imperio, toda una personalidad en el cante jondo y la danza en España, de orígenes gitanos; ella deseaba una obra especialmente para que ella desplegara sus enormes dotes vocales y dancísticas al mismo tiempo. Así, la historia del ballet fue escrita por el célebre novelista Gregorio Martínez Sierra. Para mala fortuna de la solicitante y del compositor, El amor brujo tuvo una pésima recepción del público y la crítica en su primera presentación, que ocurrió el 15 de abril de 1915 en el Teatro Lara de Madrid. En esa ocasión El amor brujo fue presentado como un ballet “de cámara” para un grupo instrumental de pequeñas dimensiones, y con dos personajes fundamentales: Candelas, una gitana muy “maja”, su actual novio Carmelo, aunque también aparece de forma implícita un intruso: el antiguo amante de la joven, quien era un maldito infiel.

Caricatura de la época, que muestra a Pastora Imperio y Falla a su izquierda (con bombín y bigote)

Toda la acción gira alrededor de cómo el recuerdo de aquel amante se interpone en el amor de la pareja, hasta el momento en que, con hechizos y fórmulas mágicas, Candelas exorciza aquel mal recuerdo para disfrutar de su flamante romance. Después del desencanto de su estreno, Falla decidió arreglar una Suite orquestal del ballet en 1916; y El amor brujo cobró gran interés a partir de su producción de 1925 en el Theatre du Trianon Lyrique, con coreografía de La Argentina. Dos años después, la Opéra-Comique de París presentó el ballet y desde ahí fue aclamada como una auténtica obra maestra. Ahí, fue presentada una nueva versión del ballet que incluía –en escena- al personaje del antiguo amante de Candelas, además de que Falla realizó una nueva instrumentación para orquesta de grandes dimensiones. Definitivamente, la música que Falla pensó para esta obra está bien enraizada en la música popular andaluza, con una enorme carga de fuerza y pasión que nos pinta esa escena de intenso amor y tremendos celos, puede ser escuchada tanto en los episodios instrumentales como en los que se requiere canto. Este ambiente El Dr. José Aviñoa describe la que quizá es una de las piezas más conocidas de este ballet, y de toda la literatura de Falla:  “Danza ritual del fuego: Episodio celebérrimo que subyuga tanto por la temática impulsiva, frenética, alocada, como por su magia y misticismo oriental presente en el tema cantado por el oboe. Al final, los compases de ritmo casi estentóreo nos remiten al estado alucinado de la gitana.”

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

Descarga disponible:

Manuel de Falla: El amor brujo

Versión: Nati Mistral, mezzosoprano. Orquesta Sinfónica de Londres. Eduardo Mata, director

Programa de sala del estreno de El amor brujo (1915)