ARTURO MÁRQUEZ (n.1950)

Danzón No. 2

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Arturo Márquez

En estos tiempos que avanzan con rapidez vertiginosa y en los que muchos productos artísticos son -más que nada- “llamaradas de petate”, nuestra capacidad de asombro es mayúscula al ser partícipes de cómo una obra musical ve la primera luz y desde el primer aliento se gana el cariño del público. El caso denominado Danzón No. 2 de Márquez es deslumbrante y reúne todas las características para convertirse en una de las piedras de toque de la música mexicana de las postrimerías del siglo XX. ¿Cómo fue concebido este Danzón? Márquez mismo señala, a través de las notas para el estreno de la obra:

“Surgió en 1993 durante un viaje a Malinalco con el pintor Andrés Fonseca y la bailarina Irene Martínez, ambos expertos en bailes de salón y con una especial pasión por el danzón, la cual me transmitieron desde el principio y también en posteriores excursiones a Veracruz y al Salón Colonia en la Colonia Obrera del Distrito Federal. A partir de esas experiencias empiezo a aprender sus ritmos, su forma, sus contornos melódicos a base de escuchar las viejas grabaciones de Acerina y su Danzonera, y dentro de mi fascinación capto que la aparente ligereza del danzón es sólo una carta de presentación para una música llena de sensualidad y rigor cualitativo que nuestros viejos mexicanos siguen viviendo con nostalgia y júbilo como escape hacia su mundo emocional, el cual afortunadamente aún podemos ver en el abrazo que se dan música y baile en Veracruz y en los salones de la Ciudad de México. El Danzón No. 2 es un tributo a ese medio que lo nutre. Trata de acercar lo más posible a la danza, a sus melodías nostálgicas, a sus ritmos montunos, y aun cuando profana su intimidad, su forma y su lenguaje armónico, es una manera personal de expresar mi respeto y emotividad hacia la verdadera música popular. El Danzón No. 2 fue compuesto gracias a un encargo de la Dirección de Actividades Musicales de la UNAM y está dedicado a mi hija Lily.”

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Fue la noche del sábado 5 de marzo de 1994 que la Sala Nezahualcóyotl de la ciudad de México testimonió el “nacimiento” al sonido de esta partitura de Márquez con la Orquesta Filarmónica de la UNAM dirigida por Francisco Savín (n.1929), provocando en el público una aceptación poco usual en cualquier obra de estreno. Tal fue la ovación para esa pieza, la cual iniciaba el concierto, que tuvo que ser repetida ante la insistencia de un público que aplaudía, golpeaba en el piso, silbaba de emoción y gritaba vítores a una pieza orquestal llena de sensualidad y garbo. Y el crecimiento de ese Danzón No. 2 es constante: se ha convertido, decisivamente, en “obra de culto” para nuestra música de concierto. El asunto es que escribir “danzones de concierto” le ha sido bien retribuido a Márquez y, para mi gusto, ha conformado con ellos un nuevo perfil del compositor mexicano que accede a la continuidad artística, asunto casi nulo en aquellos que escriben un Concierto No. 2 sin nunca haber escrito el No. 1, por ejemplo. Así, Arturo Márquez escribió el primero de sus Danzones para saxofón y cinta magnética, el segundo (como ya se vio) para gran orquesta, el tercero para flauta y guitarra con acompañamiento orquestal, un cuarto para orquesta de cámara, el 5 (Portales de madrugada), 6 para pequeña orquesta (Puerto Calvario), y los danzones séptimo y octavo para gran orquesta. En resumen, cada Danzón que ha escrito Márquez tiene esa fulgurante vida propia, la inspiración y el aliento de un ser independiente con temperamento propio… y contoneándose sensualmente por las curvas del brío danzonero.

¿Quién iba a decir que el muy célebre, gustado y requetetocado Huapango de José Pablo Moncayo (1912-1958) iba a encontrar un rival en el magnífico y sensual Danzón No. 2 de Arturo Márquez?

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

Descarga disponible:

Arturo Márquez: Danzón No. 2

Versión: Orquesta Sinfónica Nacional de México. Enrique Arturo Diemecke, director.