SIR EDWARD ELGAR (1857-1934)

Concierto para violoncello y orquesta en mi menor, Op. 35

  • Adagio-Moderato
  • Lento-Allegro molto
  • Adagio
  • Allegro, ma non troppo

Sir Edward Elgar (1931)

Lo mejor de la creatividad de Elgar vio la luz en un período relativamente breve. Muchas de sus mejores obras fueron escritas antes de la Primera Guerra Mundial, como sus Sinfonías, obras vocales, tres grandes obras de cámara y su Concierto para violoncello y orquesta.

Esta última obra fue terminada en el verano de 1919 y recibió su estreno en la Queen’s Hall de Londres en octubre de ese año con Elgar en la batuta y el cellista Felix Salmond (1888-1952), quien colaboró con el autor en el proceso creativo de la obra, especialmente en lo que se refería a la técnica del instrumento.

Para su mala fortuna, ambos no tuvieron el tiempo necesario de ensayos, por lo que la primera audición del Concierto fue poco satisfactoria para muchos. Aun así, el tiempo ha sabido colocar a esta partitura como uno de los ejemplos más acertados del repertorio romántico para el violoncello junto a los Conciertos de Robert Schumann (1810-1856), Camille Saint-Saëns (1835-1921) y Antonín Dvořák (1841-1904).

El elemento fundamental -e incuestionable- a cualquier oído en el Concierto de Elgar es la enorme melancolía que emerge de él y que en estricto sentido es una despedida musical al mundo, un canto del cisne que también puede ser interpretado como el irremediable fin de toda una época en esa Inglaterra, al sufrir un cambio tajante a causa de la Primera Guerra Mundial.

Pero ¿por qué era éste el canto del cisne del propio Elgar? Ocurrió que poco después del estreno del Concierto para violoncello la esposa del compositor, Caroline Alice Roberts (1848-1920), dejó de existir; ello provocó una enorme depresión en el músico, al grado de retirarse voluntariamente en el campo y llegaba a escribir una que otra pieza de manera ocasional que de ninguna manera se equiparan a la grandeza de sus obras más célebres. El silencio de Elgar duró catorce años, justamente el tiempo que le restaba de vida. El musicólogo inglés Michael Kennedy (1926-2014) informa al respecto: “… Elgar escribió en 1917: ‘Todo lo bueno y agradable y limpio y fresco y dulce se ha ido -para nunca regresar.’ En ese año, exhausto mental y físicamente, rentó un cottage (Brinkwells) cerca de Fittleworth en Sussex. Y en la soledad campirana compuso tres obras de cámara (su Sonata para violín y su Cuarteto para cuerdas, ambos en mi menor como el Concierto para cello) y un Quinteto con piano.”

Elgar dirigiendo la grabación de su Concierto para cello con Beatrice Harrison (1920)

Es así que el espíritu de este inglés, quizá como una premonición de lo que habría de ocurrir en su vida futura, relató con inigualable maestría su especial sentimiento por la existencia humana, sobre todo en el evocador primer movimiento de la obra, con su sombrío recitativo para el violoncello solista.

El musicólogo Phillip Huscher nos proporciona el siguiente análisis de esta obra:

“El Concierto para cello de Elgar es una pieza rica y noble. Diseñado como dos pares de movimientos, abre de forma valiente con un recitativo breve y volátil para el cello solo. Entonces, las violas presentan un tema elegiaco, largo y fluido, que el instrumento solista no puede resistir. El balance de esta sección es amplio y lírico. El segundo movimiento es un scherzo mercurial; el cello introduce un nuevo tema, que primero se escucha dudoso y poco a poco toma forma y se desarrolla a lo largo de la sección. A continuación aparece el Adagio, apasionado y expansivo, que es el corazón del Concierto. El discurso de la orquesta es muy discreto para que el cello solista pueda cantar libremente por encima de él. El final es grande y variado. Comienza, como el Concierto mismo, con un recitativo para el cello. Aunque el episodio subsecuente es enérgico prevalece un halo de tristeza y, hacia el final, el cello recuerda la frase desgarradora del inicio de la obra. Por último, el cello interpone su primera frase y la orquesta delinea el final de la obra.”

Al paso de los años, este Concierto de Elgar ha encontrado un nuevo elemento de nostalgia, que logra conmover hasta al más indiferente: la interpretación que llevaron al mundo del disco la cellista Jacqueline Du Pré (1945-1987) y el director Sir John Barbirolli (1899-1970). Este enorme documento sonoro no sólo sorprende, emociona, cautiva y hace derramar lágrimas, sino que la triste historia de la hoy desaparecida Du Pré (que fue esposa del pianista y director Daniel Barenboim [n.1942]), con todo su sufrimiento físico al acercarse el fin de su vida provocado por la esclerosis múltiple, se conjuga con la obra de Elgar al grado de formar un binomio que sólo el final de los tiempos podrá desvincular.

 

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

P.D.- A principios de 1999 el director inglés Anand Tucker (n.1963) presentó su película Hilary y Jackie, con Emily Watson (n.1967) y Rachel Griffiths (n.1968). En ella se narra la historia de celos y amor entre las hermanas Du Pré, y el desenlace de la misma con la muerte de la virtuosa cellista. En ella, el tema musical recurrente corresponde al primer movimiento del Concierto de Elgar; y en la banda sonora aparece la interpretación de Jacqueline Du Pré y Barenboim en la batuta. Filme muy conmovedor (hasta las lágrimas, en serio) que es muy recomendable para sensibilizarse más con la vida de la cellista y la maravillosa música de Elgar.

Descarga disponible:

Sir Edward Elgar: Concierto para violoncello en mi menor Op. 85

Versión: Jacqueline du Pré, violoncello. Orquesta Sinfónica de Londres. Sir John Barbirolli, director.

SIR EDWARD ELGAR (1857-1934)

Edward Elgar

Pompa y Ceremonia. Marcha militar No. 1 en re mayor Op. 39

El Opus 39 de Elgar está formado por cinco partituras breves, geniales, que interpretan poéticamente los asuntos guerreros. En este sentido, en la colección Pompa y ceremonia habitan los sentimientos de los seres humanos exteriores a la acción bélica propiamente dicha; con ello quiero expresar que si bien otras músicas han sido influidas por el sentimiento de horror, violencia, descontento, incertidumbre e impotencia que provocan las guerras, las Marchas de Elgar reflejan el aliento patriótico, profundo y brillante, que -antes que nada- relumbra en el alma humana al ver disipados los conflictos bélicos. En el caso particular de Pompa y ceremonia, Elgar reafirma de manera apasionada (aunque subjetiva) el espíritu conquistador, señorial y aventurero, que los ingleses tuvieron desde tiempos inmemoriales, aunque después de la Segunda Guerra Mundial se viera disminuido ante el surgimiento de otras potencias mundiales y los inminentes bloques de poder de la Guerra Fría.

Estas Marchas militares, de indudable carácter festivo, no fueron pensadas (curiosamente) para una celebración específica; sin embargo, la intención patriótica de Elgar quedó manifiesta pero de una forma inaudita hasta ese momento en este género tan peculiar. Es decir que no debemos confundir, o siquiera comparar, a estas Marchas con las de John Philip Sousa o aquellas de Julius Fucik, y ello se debe a que las de Elgar son auténticas marchas sinfónicas, con una complejidad contrapuntística y de una riqueza armónica imposible de encontrar en Stars and Stripes Forever, por ejemplo. En este sentido, quizá Berlioz resulta ser el antecedente más valioso con su Marcha Rakoczy de La condenación de Fausto, y que en el ámbito inglés encontró una consecuencia lógica posterior a Elgar en las marchas Crown Imperial y Orb and Sceptre de William Walton.

Antes de continuar, seguramente usted notó que llevo varios renglones refiriéndome a este grupo de Marchas como Pompa y Ceremonia a partir de su original inglés Pomp and Circumstance y no de la manera como todos las hemos oído mentar: Pompa y Circunstancia. Así pues, es necesario explicar qué es lo que pasa aquí: si buscamos en un buen diccionario inglés-español, encontraremos que Circumstance únicamente se traduce como “Circunstancia” cuando la palabra se utiliza como “hecho esencial” (literal y tomado del diccionario Larousse); sin embargo, si esta misma palabra es utilizada “para asuntos ceremoniosos” entonces debe leerse en español como “Ceremonia” o “Boato”. Con ello debe quedarnos claro que esta música de Elgar retrata toda la majestad, pomposa y ceremonial (y no “circunstancial”) vida pública inglesa.

La más famosa de las cinco Marchas es la primera -en la vibrante tonalidad de re mayor-, estrenada en octubre de 1901, y confeccionada con las tijeras de esa “música orgullosa que exhortaba a los hombres a morir en batalla”. La Marcha Pompa y Ceremonia No. 1 se convirtió rápidamente en una de las favoritas de los ingleses un año después de su estreno, y ello se debió a instancias del rey Eduardo VII, quien solicitó a Elgar que incluyera esta Marcha en su Coronation Ode (Oda para la Coronación) pero con un texto añadido a la sección central original de A.C. Benson, con el título de Land of Hope and Glory, y que a la letra dice:

            Land of Hope and Glory, Mother of the Free,

         How shall we extol thee, who are born of thee?

         Wider still and wider shall thy bounds be set;

         God, who made thee mightly, make thee mightier yet.

Con el “anexo” citado, ¿no nos resulta más que obvio ese propósito “pomposo y ceremonial” del gran Elgar?

Descarga disponible:

Edward Elgar: Marcha Pompa y ceremonia No. 1

Versión: Orquesta Filarmonía de Londres. Sir Georg Solti, director


Variaciones sobre un tema original, Enigma, Op. 36

El glorioso 19 de junio de 1899, en un concierto londinense bajo la batuta de Hans Richter, nació al sonido la primera gran obra orquestal del inglés Elgar que lo lanzaría instantáneamente a la fama en los albores del siglo XX: las Variaciones enigma. Con respecto a esta música, viene a cuento decir que Elgar tenía intereses personales muy diversos, como ir de pesca, montar a caballo, andar en bicicleta, las largas caminatas por los bosques y las carreras de cualquier especie. De la misma manera, una de sus grandes aficiones era sumergirse en los campos de la criptografía, es decir, todo lo que tiene que ver con la decodificación de mensajes secretos, los crucigramas, juegos de palabras, entre otras cosas. El mejor ejemplo de ello es, justamente, las Variaciones enigma.

Comencemos diciendo que esta obra tiene más de un enigma; el primero de ellos es la identidad escondida en cada una de las catorce variaciones que componen la pieza. El compositor anotó en la partitura, y al principio de cada una de esas variaciones, un nombre o unas iniciales, que tenían como propósito rendir homenaje o pintar la personalidad de catorce de los amigos personales de Elgar. Él mismo dijo lo siguiente: “He bosquejado, para su esparcimiento y el mío, las idiosincrasias de cada uno de esos catorce amigos míos, no necesariamente músicos; pero esto es un asunto personal y no necesita ser mencionado en público. Las Variaciones deben quedar, únicamente, como una pieza musical.” Y en algún otro momento anotó que “…en (estas) Variaciones he descrito a estos personajes como si estuvieran en una fiesta, y los he descrito pensando en lo que podrían haber pensado en un momento como ese.” Para que este “enigma” comience a ser revelado ante sus ojos (y sus oídos), con gusto le diré quiénes son los catorce personajes cuyas personalidades han sido impresas en cada una de las Variaciones:

1.- C.A.E. Se trata de Caroline Alice Elgar, la esposa del compositor, que aquí aparece retratada en una sección de gran lirismo, dulzura y sensualidad.

2.- H.D.S.-P. Hew David Steuart-Powell, colega de Elgar en la práctica de la música de cámara.

3.- R.B.T. Representa a Richard Baxter Townshend, actor amateur de grandes dotes y de impresionante capacidad vocal.

4.- W.M.B. Es William Meath Baker, un “fuerte caballero inglés”.

5.- R.P.A. Richard Penrose Arnold, hijo del poeta Matthew Arnold y un “gran amante de la música”.

6.- Ysobel, es Isabel Fitton, una violista y miembro de una familia amante de la música que era frecuentada por Elgar.

7.- Troyte, es Arthur Troyte Griffith, arquitecto de profesión y uno de los amigos cercanos de Elgar.

8.- W.N. Fue “sugerida por una casa del siglo XVIII” -Sherridge- donde vivía una gran entusiasta musical, Winnifred Norbury.

9.- Nimrod, es “ardiente y mercurial… como el carácter y temperamento de A.J. Jaeger”. Para más señales, Jaeger trabajaba en la casa editora de Elgar -Novello- y en esta música se hace una referencia a la Sonata Patética de Beethoven, que al compositor remitía a una noche en la que Jaeger y él platicaron sobre los movimientos lentos en la música pianística de Beethoven.

10.- Dorabella, es el nombre que dio Elgar a Dora Penny, muy recordada por hablar con pausas y de forma dudosa, lo cual queda impreso en esta sección.

11.- G.R.S. Representa al Doctor George Robinson Sinclair, organista de la Catedral de Hereford. Aquí Elgar lo retrató, como un detalle jocoso, junto con su perro Dan, que aparece en la música corriendo por doquier y repentinamente, al final de la sección, parece que cae estrepitosamente en el río Wye.

12.- B.G.N. Es Basil G. Nevinson, un cellista y colega en música de cámara de Elgar.

13.- ***, resulta ser Lady Mary Lygon, amante de la música y amiga personal del compositor. Ella se encontraba viajando rumbo a Australia en barco al momento en que Elgar escribió esta obra, por lo que en un momento dado aparece un tema en el clarinete de Mar tranquilo y próspero viaje de Mendelssohn.

14.- E.D.U, Edward Elgar himself.

Ahora bien, tal parece que Elgar ocultó un tema dentro de estas breves piezas que debía ser reconocido por el público. Hasta la fecha, el verdadero “enigma” de esta partitura permanece entre tinieblas. Lo único que es evidente para todos es que con esta música Elgar escribió un verdadero canto a la amistad, una de las cosas que los seres humanos solamente consideramos cuando necesitamos ayuda, compañía… o dinero.

Este mensaje en clave es el verdadero gran «enigma» de las Variaciones. Y decodificándolo dice: «¡Quiero que me vuelvas a hacer ‘ESO’ que me hiciste anoche!» Atentamente: E.E.

Todo parece indicar que la destinataria era… ¡Dorabella!

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

Descarga disponible:

Edward Elgar: Variaciones enigma

Versión: Orquesta Filarmónica de Londres. Sir Georg Solti, director