LILI BOULANGER (1893-1918)

D’un matin de printemps (De una mañana de primavera)

 

Ernest Boulanger (1815-1900) fue un profesor de canto que contrajo nupcias con una princesa rusa de nombre Raissa Myshetskaya (1856-1935) su alumna en el Conservatorio de París. De dicha relación nacieron dos niñas que, desde muy temprana edad, recibieron el apoyo de sus padres para dedicarse a la noble labor de la música. La mayor era Nadia (1887-1979), quien ingresó al Conservatorio a los 10 años de edad como alumna de Gabriel Fauré (1845-1924) y contando 22 años de vida se hizo acreedora al Segundo lugar del prestigioso Premio de Roma de composición.

Su hermana menor era Lili, quien también gozó de la tutoría de Fauré y que descubrió en ella un oído absoluto, siendo aún muy pequeña. Cuando su hermana mayor asistía a sus clases en el Conservatorio, Lili (de unos seis años de edad) la acompañaba y escuchaba las lecciones de teoría musical, sentada en silencio en los salones. Pronto comenzó clases de órgano con Louis Vierne (1870-1937) y sus intereses instrumentales se expandieron al estudio del violín, el violonchelo y el piano, además de que gustaba de cantar.

Para mala fortuna de Lili, a los dos años de edad sufrió una grave neumonía lo cual desencadenó en ella una serie de padecimientos que la condenaron, desde niña, a tener una condición de salud muy frágil. De hecho, su talento precoz la llevó a participar (como lo hizo su hermana Nadia) en el Premio de Roma cuando contaba con 18 años de edad; sin embargo, sus constantes enfermedades la orillaron a abandonar la competencia. Un año después, en 1913, Lili fue la primera mujer en ganar el Primer lugar de ese certamen con su Cantata Fausto y Helena, que fue escrita (como se solicitaba en el Concurso) durante cuatro semanas de aislamiento en el Palais de Compiègne.

boulanger 1913

Lili Boulanger hacia 1913. Foto de Henri Manuel.

Es muy curioso, pero igualmente comprensible, que debido a su situación quebrantable, y la sempiterna melancolía que le provocó la muerte de su padre en 1900, que en ella nació una inspiración inaudita y la convirtió en la compositora que siempre fue, cultivando un lenguaje dominado por los sentimientos de pérdida y desolación.  El lenguaje musical único que forjó Lili Boulanger es excepcional, y que desarrolló alejándose de las reglas armónicas que había aprendido en el Conservatorio, aunque con la sana influencia de las músicas de Fauré y Debussy (1862-1918).

Lili compuso un díptico orquestal hacia enero de 1918: D’un matin de printemps (De una mañana de primavera) y D’un soir triste (De una noche triste). Al escuchar ambas piezas encontramos en D’un soir triste una premonición, infelizmente realista, de un artista ciertamente agonizante que se encuentra en el umbral de la muerte; y, en contraste, D’un matin de printemps es una música fugazmente radiante. Aunque las dos piezas son muy diferentes en su contenido emocional, el material básico sobre el que están construidas es muy similar.

De acuerdo con Gerald Larner (1936-2018): “El tema principal de D’un matin de printemps, presentado por las flautas en contraposición de un ostinato ligeramente articulado en las voces agudas de las cuerdas, es una pequeña melodía gozosa con ritmos marcados. Cuando (esta melodía se traslada) al arpa, la voz de un violonchelo nos brinda una elegante variación y las dos melodías se desarrollan en un contrapunto ingenioso y colorido. En la sección central, inspirada en por las voces expresivas de las cuerdas, la orquesta adopta una visión más poética y cada vez más apasionada de la naturaleza de la primavera, y que solamente se detiene con la entrada del corno con sordina y la trompeta que se escuchan impacientes por retomar la idiomática del principio. Sin embargo, en lugar de recuperar inmediatamente el tema principal en su forma y tonalidad originales, Lili lo reserva burlonamente para el clímax principal de la pieza, poco antes de su explosivo final.”

Después de escribir D’un matin de printemps y D’un soir triste, las premoniciones de muerte de Lili comenzaron a materializarse; su salud se debilitó cada vez más a causa de una ileítis que derivó en una colitis ulcerosa que la llevó a la tumba el 15 de marzo de 1918. Ella tenía entonces 24 años de edad. Sin temor a equivocarnos, podemos decir que ningún compositor en la historia ha muerto tan joven habiendo logrado tanto en tan poco tiempo.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

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MÚSICA

Versión: Orquesta Filarmónica de la BBC de Manchester. Yan Pascal Tortelier, director.