HUGO ALFVÉN (1872-1960)

Rapsodia Sueca No. 1 Op. 19, Noche de verano de San Juan

Durante muchos siglos, no existió en Suecia un compositor que fuera su gran figura musical ante el mundo, hasta que Hugo Alfvén -uno de sus hijos predilectos- consiguió un importante éxito internacional al estrenar su Segunda sinfonía (1897-1898).

La importancia que Alfvén le dio a las artes sonoras suecas reside en el carácter que supo imprimir a sus obras dentro de un estilo enmarcado en el nacionalismo romántico.

Aún así, la reputación de Alfvén en el mundo de la música está basada en pocas obras, pero de sólida factura, como su Primera rapsodia sueca, Festival (usada en Suecia como la música oficial para acontecimientos de corte nacional), Elegía (la música fúnebre sueca por excelencia), la Danza de la pastorcilla, la Bandera de Suecia, y Primavera en Roslag.

Hugo Alfvén

A muchos les parece increíble reconocer que con una producción musical limitada con respecto a la de otros autores prolíficos, Hugo Alfvén resultó ser un compositor con una personalidad artística compleja, amplia y de riqueza ilimitada.

Alfvén fue, ante todo, pionero en la música sueca con dos aspectos fundamentales y que parecen muy alejados el uno del otro: las sinfonías y las canciones para coro masculino. Su Primera sinfonía (1896) revela un idioma orquestal propio de quien conoce el oficio y la paleta orquestal, así como apela a un lenguaje lleno de expresión. Y por su parte, la Segunda sinfonía de Alfvén (citada más arriba) fue la obra que lo lanzó a la fama internacional, sobre todo por su final fugado en el que se escucha un himno popular sueco –Camino hacia la muerte dondequiera que camine-, y por su enorme y elegante estilo.

En el caso de la música que Alfvén compuso para coro masculino, ésta surgió gracias a su puesto como director artístico del Coro Orphei Drängar (Los hijos de Orfeo) de Uppsala que asumió en 1910, y para el que escribió algunas de sus mejores partituras. Alfvén siempre pensó que sus Canciones para coro masculino eran un medio ideal para describir las experiencias de la vida del hombre moderno, y para lo cual utilizó poemas de célebres artistas suecos.

Una de las obras orquestales básicas en el repertorio de este compositor es su Rapsodia sueca No. 1 (1903), y que es uno de los mejores ejemplos del innovador uso de Alfvén de los recursos narrativos en la música (algo que también ocurre en sus Sinfonías 3 y 5). Dicha obra, denominada como Noche de verano de San Juan, está inspirada en una boda campesina y sus episodios son presentados por el compositor como pequeños grabados rústicos y a partir de diversas melodías populares suecas.

La danza de las pastoras que aparece en Bergakungen (La montaña del Rey) ballet-pantomima de Alfvén, es retomada aquí en forma bailable y posteriormente se transforma en música de tonos pastel sombríos, con una lírica e impactante melodía.

Quizá esta música de Alfvén debe ser escuchada conociendo el “credo artístico” del autor, quien en alguna ocasión declaró: “Mis mejores ideas musicales son provocadas por las olas de una tormenta nocturna y, en particular, los salvajes otoños han sido mis más hermosos momentos para componer.”

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

Descarga disponible:

Hugo Alfvén: Rapsodia sueca No. 1, Op. 19

Versión: Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca. Esa-Pekka Salonen, director