RICHARD STRAUSS (1864-1949)

Sinfonía doméstica, Op. 53

  • Introducción.

Tema I: Agitado

Tema II: Muy animado

Tema III: Sereno

  • Alegremente
  • Wiegenlied (Canción de cuna). Moderadamente lento
  • Lentamente
  • Muy animado

 

Hace casi tres décadas que surgió un género televisivo conocido como Reality Show, en el que gente común es encerrada en un estudio por su propia voluntad para que se examinen bajo lupa sus personalidades; esta forma de entretenimiento es transmitida a varios millones de espectadores y su principal éxito es exponer la convivencia cotidiana de personas de los más diversos niveles sociales, y en la que salen a relucir la falta de tolerancia y respeto, las bajas pasiones y los deseos enfermizos por ascender, caiga quien caiga.

¿Usted cree, paciente lector, que mucho antes de existir los Reality Shows existiera alguna manifestación similar en el arte y, más específicamente, con la música de concierto? Efectivamente: la obra que hoy escucharemos de Richard Strauss es una especie de Big Brother hecho música. Y ello se debe a que su autor retrata su vida familiar en esta Sinfonía doméstica.

En alguna ocasión Strauss le comentó a su amigo Romain Rolland (1866-1944): “No veo por qué no debería escribir una sinfonía sobre mí mismo; me considero tan interesante como Napoleón o Alejandro (Magno).” Y si Strauss consideró su vida tan valiosa como para ser traducida en música, nunca perdió el tiempo para ponerse como personaje central de muchas de sus partituras. Una de las más notables es el poema sinfónico Una vida de héroe (1897-98) en la que la figura central es él mismo librando una gran batalla en contra de sus detractores. Irónico es que, en la misma época en que fue concebida esta obra, coincidió que la doctrina del superhombre profesada por el Kaiser Guillermo II (1859-1941) estaba vigente, así como la ampliación de las milicias prusianas y la monumental expansión arquitectónica del panorama urbano de Berlín; por ello surgieron las palabrerías de quienes integraban la intelligentsia germana con respecto a Vida de héroe de Strauss. Se le tildó, pues, de ser música megalomaníaca producto de un ego desmedido que intentaba perdurar con una autobiografía musical en la que su imagen estuviera delineada con un esplendor sobrenatural.

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La familia Strauss

Pero no sólo Richard Strauss era la figura central de algunos de sus obras, sino también su esposa la soprano Pauline de Ahna (1863-1950) con quien contrajo nupcias en 1894 y con quien compartió el resto de su vida. Strauss hace un gran homenaje al amor que profesaba por su pareja con el poema sinfónico Don Juan (1889). En 1897 nació Franz, el único hijo de la pareja, y así se formó la familia de los Strauss que aparece ante nuestros oídos en una suerte de Big Brother musical en la Sinfonía doméstica que Strauss concibió entre 1902 y 1903.

Sin ser una “sinfonía” propiamente dicha (más bien, es una suerte de poema sinfónico), está escrita en seis movimientos que se tocan sin interrupción y que reflejan un día cualquiera en casa de los Strauss. Al principio se escuchan los temas de papá (en los chelos), mamá (una forma invertida del tema del papá, que nos indica que ella es su complemento) y del pequeño hijo. En la sección siguiente, un scherzo, el pequeño Franz juguetea frente a los familiares de papá y mamá (una trompeta parece sentenciar “se parece a su papá” mientras que los trombones afirman “se parece a su mamá”). Esto se conecta con la sección siguiente; aparece una canción de cuna que anuncia la hora de dormir para el niño y suenan en el reloj las siete de la noche. Viene el cuarto movimiento, un Adagio, en el que papá Strauss se retira a su estudio a trabajar y de pronto aparece Pauline, juntos protagonizan una escena amorosa muy apasionada. Pero la intensidad del encuentro se nubla al aparecer un episodio marcado por Strauss como “sueños y preocupaciones”. Suenan las siete de la mañana y comienza el movimiento final con el tema del niño en las trompetas; la sección está estructurada como una triple fuga de dificultad orquestal mayúscula, y en la que se entrelazan los temas de los protagonistas como si protagonizaran una gran disputa familiar y que concluye con una sonriente reconciliación.

El propio compositor dirigió el estreno mundial de la Sinfonía doméstica con la Filarmónica de Nueva York el 21 de marzo de 1904 en Carnegie Hall. En noviembre del mismo año, Gustav Mahler (1860-1911) dirigió el estreno de la obra en Viena. Desafortunadamente, los críticos se lanzaron contra Strauss por querer retratar su vida “doméstica”, tachándolo de frívolo. Pero (muy similar a lo que ocurre con los reality shows) el compositor sentenció que la Sinfonía doméstica era música pura, y añadió: “Quien esté interesado debería utilizarlo [refiriéndose a la secuencia programática]. Quien realmente entienda cómo escuchar música probablemente no lo necesite.” Touché.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ

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MÚSICA

Versión: Orquesta Sinfónica de Chicago. Fritz Reiner, director.