Concierto para piano y orquesta No. 1, Romántico
- Allegro non troppo
- Andante espressivo
- Vivo
El zacatecano Manuel M. Ponce debe ser recordado por las actuales generaciones por sus extraordinarias partituras y también por haber desarrollado una gran cantidad de actividades en pro de la difusión y el enriquecimiento artístico de México. En ese sentido, Ponce complementó su brillante carrera de compositor con las de pianista y director de orquesta, aunado a sus labores de pedagogo, musicólogo, investigador del folclor musical mexicano (dando como resultado múltiples escritos al respecto), crítico musical y otras más.
De igual forma, ha recaído en el nombre de Ponce el título de iniciador del Movimiento nacionalista musical en nuestro País, a la culminación de la Revolución Mexicana. Así lo constatamos gracias a Otto Mayer-Serra (1904-1968) en su libro Panorama de la música mexicana:
“En el año 1912 –pocos años después de volver de su primer viaje a Europa- Manuel M. Ponce se presentó al público mexicano con su memorable concierto en el Teatro Arbeu, cuyo programa estuvo dedicado exclusivamente a composiciones propias; entre ellas figuraba toda una serie de piezas para piano, basadas en melodías populares. Este acontecimiento artístico significó la inauguración de una nueva fase en la música mexicana. Su iniciativa significó, para México, un paso decisivo hacia el recobramiento de su propia personalidad musical. Dentro de la evolución general de la música, Ponce creó con ello una nueva ramificación de la corriente ‘folklorista’ que había provocado, en diversos países, la formación de escuelas nacionales.”
Manuel María Ponce en su juventud
Efectivamente: Ponce había encontrado la fuerza y determinación suficientes para dar un vuelco en la vida musical mexicana gracias a sus experiencias en el extranjero. Aunque fue alumno del Conservatorio Nacional de la ciudad de México desde 1901 y también discípulo del español Vicente Mañas (1858-1931) y el italiano Eduardo Gabrielli (c.1856-¿?), Ponce decidió que el medio musical de su País no lo satisfizo en ese momento particular para continuar con sus progresos artísticos. De tal suerte, realizó su primer viaje a Europa hacia 1904, llegando primero a Italia y posteriormente a Alemania, países en los que estuvo bajo la tutela de Cesare Dall’Olio (1849-1906), Luigi Torchi (1858-1920) y Martin Krause (1853-1918) discípulo -este último- de Franz Liszt (1811-1886) y profesor, a su vez, de Claudio Arrau (1903-1991).
Así, a su regreso a México, Ponce creó algunas de sus célebres partituras como el Concierto para piano No. 1, las Estampas nocturnas, el Trío romántico para violín, chelo y piano (todas escritas entre 1911 y 1912) y la Balada mexicana (1916).
En lo que se refiere a su Concierto para piano No. 1 cabe mencionar que el propio Ponce tocó su estreno como solista el 7 de julio de 1912 en el Teatro Arbeu de la ciudad de México con una Orquesta llamada “Beethoven” que dirigió Julián Carrillo (1875-1965). La obra es, definitivamente, de un lenguaje netamente europeo (más cercano a la música alemana que a la francesa), sabiamente decantado por la pluma de Ponce y que asoma en diversos momentos las sensaciones del México de principios del siglo XX. Estructurado en cuatro movimientos que se tocan sin interrupción, este Concierto para piano está impregnado de las enseñanzas que recibiera de su profesor Krause como antecedente directo de la idiomática lisztiana. Se le ha conocido durante mucho tiempo como Concierto romántico –por razones palpables- y en él conviven de forma genial temas de gran lucimiento para el solista, lirismo, introspección, virtuosismo y –definitivamente- una gran belleza.
El eminente estudioso de Ponce, musicólogo y pianista Pablo Castellanos (1917-1981) ha comentado: “En la literatura pianística de todo el Continente Americano y de la Península ibérica, del período correspondiente al romanticismo, no figura un concierto nacionalista más representativo (como el Concierto para piano No. 1 de Ponce).
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ
Descarga disponible:
Versión: Jorge Federico Osorio, piano. Orquesta Sinfónica del Estado de México. Enrique Bátiz, director.